"Cruz de Mayo de Sevilla,
tradición que el tiempo ha roto.
¿Dónde están las sevillanas
que se cantaban a coro
tras las rejas de los patios
que tienen recuerdos moros
y en los rincones de ensueño
que quedan por siempre solos?
(Sevillanas)
La fiesta de Las Cruces de Mayo tiene su origen religioso, según la tradición, en el hallazgo de Santa Elena de la cruz donde murió Jesucristo.
Esta fiesta, que tuvo su esplendor durante los siglos XVIII y XIX se celebra el día 3 de Mayo, y consiste en adornar y engalanar una cruz, de tamaño natural o más reducido, alrededor de la cual se vive la fiesta, tanto en rezos,como en bailes, juegos y coplas.
Andalucía ha sido gran tradicionalista de las Cruces de Mayo, y raro era el Corral o el Patio, o el barrio en el que no se elevara un pequeño o gran altar, según el caso, cuya protagonista era, como ya se ha apuntado, la cruz.
(fotografía sin datos)
Las cruces se solían preparar en la madrugada del día 2 de Mayo, y se adornaban y engalanaban cubriéndola de hojas de verde yedra y hierbas aromáticas ya fuera albahaca u otras similares.
Se alumbraba con lamparillas y velas en vasos de caña y la más rica candelería de estaño y cristal vidriado de colores que tuvieran los vecinos, que cada cual sacaba de su casa lo mejor y más vistoso para lucir en la cruz, amén de claveles, rosas, geranios y macetas con flores de todo el colorido imaginable. No faltaban tampoco jarrones de vistosas flores ni candelabros relucientes como el oro.
A las primeras horas de la mañana del día tres de mayo, ya se encontraba la cruz debidamente colocada y el patio, corral o barrio engalanado y vestido de fiesta.
("La Cruz de Mayo en Granada" - 1893 - Bellas Artes. Dibujo de José Alarcón para La Ilustracion Española y Americana)
Las mocitas y mocitos formaban numerosos grupos y salían al son de cantos y palmas a los jardines y cañaverales para hacerse con un buen acopio de flores y plantas para que la Cruz no le faltara engalane.
Igualmente se cuidaba con gran esmero el aseo y adorno de las casas, que ya desde algunos días antes lucían con las fachadas bien blancas y encaladas; se regaban las calles y aceras y se fregaban los ladrillos de los zaguanes hasta dejarlos relucientes cual patena.
(Cruz de Mayo en Sevilla - Finales siglo XIX)
Las paredes de la estancia donde lucía el altar y la cruz, se cubrían con blancas colchas de algodón o de percal y pintarrajeados pañuelos de crespón, que formaban ondulantes pabellones, prendidos con lazos y cintas de vivos colorines. Igualmente se usaban para adornar colchas de damasco rojo, mantones de Manila con ricos bordados y de largos flecos, cuyas propietarias los cedían con sumo orgullo para tal fin.
Los chiquillos tenían terminantemente prohibido acercarse al motivo del culto, pero a cambio se les encargaba de su cuidado, con lo cual disfrutaban procurando que todo quedara en su lugar, y este simple hecho, les hacía sentirse protagonistas y “dueños” del festejo.
(Grupo de mocitas ante La Cruz - Pricinpios siglo XX)
Al comenzar la tarde, la mocitas se reunían junto a la cruz luciendo sus mejores galas, poniéndose los vestidos de los días de fiesta y luciendo en la cabeza y el pecho ese sencillo adorno de la mujer andaluza, que nada tiene que envidiar al más costoso broche de perlas y brillantes: las flores, ya claveles, ya jazmines, que las convertían en olorosos jardines vivientes. Se encargaban las muchachas, hasta la llegada de la noche, que nada quedara fuera de lugar.
(Tarjeta Postal fechada en 1904 representando La Cruz de Mayo)
Y cuando comienza el crepúsculo, iban acudiendo los mozos que volvían del trabajo y buscaban el baile y el jaleo unos, y a sus novias otros.
Se encendían las velas del altar y se acomodaban en las sillas de eneas los que podían, y en las banquetas de madera los que no, hasta que empezaban a rasguear las guitarras y los cantes y los bailes flamencos. Entre cante y baile, se aclaraban las gargantas con una copa de vino, continuando tanto estos como el galanteo, hasta altas horas de la madrugada.
Casi con las primeras luces del alba ya se habían retirado los últimos concurrentes. Entonces las luces del altar de apagaban y se atrancaba bien la puerta del corralón y todo quedaba en calma. El corral, el patio o el barrio, reina en el silencio del sueño cuyos protagonistas han vivido intensamente, la celebración de Las Cruces de Mayo.
Bibliografía:
*“Fiestas Andaluzas” – Antología de textos costumbristas. Edición de M. I. Jiménez Morales y Amparo Quiles Faz – Editorial Renacimiento.
* "La Ilustración Española y Americana" - edicción de 1893.
Como dirían aquí: "Es que eres un estuchito de monerías" y aunque suene muy típico andaluz: Qué arte tienes. Lo sabes aderezar todo con gran maestría. Una delicia.
ResponderEliminarAbrazos.
ESE OLEO ESPECTACULAR ,DE SOROLLA, ES INSUSTITUIBLE,LA ENTRADA ESTUPENDA,ES IMPORTANTE RESCATAR ESTOS RECUERDOS,TENGO ENTENDIDO QUE ES EN CORDOBA DONDE MAS SE RESPETA O CONSERVA LA TRADICION,MUY BIEN DOCUMENTADA LAS IMAGENES NOS DAN UNA IDEA DE COMO ERAN ...QUE TIEMPOS VERDAD????....ABRAZOS AMIGA MIA.
ResponderEliminarEduardo Galván, no sabes lo que me ha gustado eso del "estuchito de monerías". Nunca me habían dicho algo tan bonito. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo
América, efectivamente en Córdoba son muy celebradas las Cruces de Mayo, y muy vistosas, al igual que en Granada.
ResponderEliminar¿Que te puedo decir de Sorolla y de tantos como él? El adentrarse en un lienzo, o en las letras de un poeta, es para mí de los disfrutes más placenteros que se pueden tener.
Un abrazo
Una pequeñas vacaciones (Andalucía), me ha impedido comentar en tiempo tus entradas.
ResponderEliminarLa mayoría de las ferias tienen su origen en los mercados y ferias medievales, que con el tiempo se fijaron en un lugar y fecha determinada. La de Sevilla es la más notable actualmente, y de ello has dejado maravillosa constancia en las explicaciones e imágenes (extraordinaria colección) a lo largo de la entrada.
Sobre las "Cruces de mayo", tradición que por el norte apenas tiene huella, me ha parecido todo un artículo revelador para los que no conocemos esta costumbre, por cierto bellísima.
Las imágenes, como siempre, sorprendentes.
Enhorabuena. Un abrazo.
Fonsado, como bien le digo a América, aunque es una costumbre muy del Sur, dónde más celebración tiene es en Córdoba y Maálga, aunque todos los pueblos y ciudades hacían de ella una verdadera fiesta.
ResponderEliminarUn abrazo