(Freiduría del Arenal en las mañanas, cuando se vendía el pescado fresco - Imagen años 40-50)
Como ya se apuntó en “A las puertas de corrales y casas”, el salir al llegar la noche a las puertas de los corrales y de las casas era algo casi obligado en los calurosos veranos sevillanos. Las cenas en los patios de corral, o en los kioscos de la Alameda de Hércules eran un rito, y el pescado frito y el gazpacho, la cena popular de verano hasta ya avanzados los años cincuenta del pasado siglo XX.
Por regla general las pescaderías eran mixtas: vendían pescado fresco por la mañana y frito por las noches. La del Arenal fue la máxima referencia de su barrio y una de las más conocidas en Sevilla, pero también hubo otras muy populares que se hacían dura competencia entre ellas, como La Coruñesa en la Plaza de La Campana; las de Las Gallegas y la de Antonio en la calle Lumbreras; que además freía “Soldaditos de Pavía”, o la Isla en la calle García de Vinuesa.
(Freiduría "El Arenal")
El pescado frito fue uno de los elementos básicos de la vida veraniega de los sevillanos. Al comenzar la tarde, cuando aún las horas eran terriblemente calurosas, el pescadero daba los últimos toques al mostrador de mármol de la pescadería en donde había vendido el pescado fresco por la mañana, y lo preparaba para la venta de pescado frito en la noche. Enormes peroles repletos de aceite sobre negras hornillas, hacían doblemente calurosa a la estancia y esperaban pacientes a los clientes que poco a poco iban llenando el local.
(Pepe atentiendo a la clientela en la freiduría "El Arenal")
Entrar en la freiduría era darse de cara con un aire caliente impregnado del olor a aceite caliente y harina y pescado frito. El humo salía a bocanada de los peroles a bocanadas y se prendía en la ropa y el pelo de los clientes. El estómago de los mismos, sin embargo, se removía ante el ansia de imaginarse deleitando tales sabores.
Las mujeres se echaban aire con el abanico, los hombres con la gorra o mascota, y los chiquillos, a los que habían enviado sus madres a realizar la compra daban golpes con la moneda sobre el mostrador para llamar la atención del pescadero, como insinuándoles que ya le tocaba que lo despacharan.
Los pescados que más se vendían eran las rodajas de merluza y de pescada cortadas muy finas, las pescadillas medianas, enroscadas mordiéndose la cola, los boquerones, los chocos y calamares, el cazón en adobo, los salmonetes, las acedías, el pez espada, y sobre todo las migajas fritas, recortes diminutos de pescado que para aprovecharlo los freían y los vendían a menor precio. Las migajas eran adquiridas por los clientes más pobres.
El pescado lo entregaban en un cartucho de papel de estraza.
Enrique "el de los Pavías" era muy solicitado porque en su freiduría se elaboraban las exquisitas "Pavías", merluza rebozada en una deliciosa masa.
(Enrique el de los Pavías)
Y allá que iban saliendo los sevillanos de la freiduría con su cartucho de pescado frito con harina de garbanzo y trigo, quemándose las manos por lo que el papel mantenía el calor, y se dirigían a sus patios o puertas, o el que bien podía, a algún velador de algún kiosco de la Alameda, para comérselo con pan de Alcalá, un plato de tomate cortado a rodajas con sal y un buen jarrillo de lata de gazpacho fresquito.
De postre la sandía o el melón enfriados en el fondo del pozo o del pilón.
Imágenes:
* Emeroteca ABC
* "Sevilla Imágenes de un Siglo"
Imágenes:
* Emeroteca ABC
* "Sevilla Imágenes de un Siglo"
Que rico post !!!
ResponderEliminarYa me imagino ese cartucho de pescaito fríto !!!
Cuantas veces no habré ido yo a comprar yo ese pescadito a la freiduría de la calle Amor de Dios, frente a las Maravillas, Freiduría La Isla, creo recordar que se llamaba.
Lo que te quiero contar es que un día hace ya muchos años, siendo yo muy jovencita me mandó mi padre a comprar el pescadito, creo que teníamos visita, y esperando el turno se encontraba Enrique el Cojo, gran bailaor y maestro, y con la simpatía que le caracterizaba al ver que yo pedía tanto, 1 kilo de pescada, 1 kilo de puntillitas, croquetas, adobo, etc me dice con todo su arte " mi arma donde es el bostizo pa apuntarme yo " jeje !!!
Que bonitos recuerdos, gracias por traerlos a nuestras memorias !!!
Saludos
Mimi
Que anécdota tan simpática, digna de recordarse para toda la vida. Y nada más y nada menos que Enrique el Cojo, casi ná... Me ha encantado Mimi.
ResponderEliminarUn abrazo
Desconocía esa doble variante de algunas de las pescaderías sevillanas (por aquí inexistente), que por la tarde-noche se trasformaban en improvisados "restaurantes". Una buena manera de solucionar el pescado excedente, a la vez de crear una tradición culinaria que dura hasta la fecha con extraordinario éxito.
ResponderEliminarAhora mismo me "apuntaba" yo a ese menú nocturno.
Saludos.
Pues sí Fonsado, es una tradición muy antigua que ultimamente se ha puesto mucho más de moda.
ResponderEliminarUn abrazo
No conocí la venta del pescado frito en mi pueblo quizás porque era en un pueblo, pero en cambio en estas vacaciones he visto en muchos tenderetes vender pescado frito que lo podías comer en bocadillo, aunque no lo probé.
ResponderEliminarAbrazos
Aquellas tertulías con pescaito frito de Victor García Rayo y Paco Robles en Semana Santa de Sevilla ....
ResponderEliminarLo mejor del verano .....
Adobo,calamares,choco etc,etc y en papel de estraza, como debe de ser.
Tu blog me encanta Sabor Añejo.
Ya te avisaré por e-mail para una pequeña tertulia-entrevista.
Un saludo Canino.
La Canina seguirá cavilando .....
Mari-Pi_R, es una costumbre muy antigua que aúin se sigue practicando. ¡Y qué rico que está!.
ResponderEliminarBesos
El Cáliz de la Canina. Lo mejor Canina, lo mejor. Esos cartuchos de pescaíto... ya ves que lo bueno perdura.
ResponderEliminarEstoy a tu entera disposición.
Un abrazo
Hola.Quería hacer una pequeña rectificación sobre el pié de la foto donde pone "freiduría La Coruñesa". El señor que aparece llenando el cartucho de pescao frito es mi padre Pepe que siempre trabajó en la freiduría del Arenal, por lo tanto no es La Coruñesa. El señor calvo que se ve al fondo se llamaba Cabello y queda más, en la primera foto aparece en primer término el padre de mi padre, que era Juan, y la señora gruesa era la dueña de la freiduría. Los altos del local nos servía para ver cofradías que pasaban por la puerta como la Carretería. Tengo alguna foto de aquella época que os podía subir. Saludos.
ResponderEliminarGracias Pepelou, aclarado y rectificado queda.
ResponderEliminarSería un placer publicar en este blog las fotografías que menciona. Las puede enviar si lo desea a saboranejo@yahoo.es, y con gusto las publicaré.
Saludos.
Pues me traes unos recuerdos magnificos, sobre todo, de mi infancia.
ResponderEliminarHace tiempo que leo tu blog...y aquí seguimos con todo el interés del mundo.
¡Gracias por tanto!.
Salidos desde Gines.