El Monte de Piedad Y Las Casas De Empeños

miércoles

(Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Madrid )
Creados en Italia, en 1431, como medida para combatir la usurería que concedía préstamos con unos intereses que triplicaban a veces su cuantía, el Monte de Piedad y las Casas de Empeño eran la esperanza y a la vez el suplicio del humilde trabajador, del pobre y del pudiente venido a menos o caído en desgracia.
Interior del Monte de Piedad - 1875 - Imagen de La Ilustración Española y Americana
Dependientes de un jornal imprevisible e incierto, encontraban en El Monte de Piedad y la Casa de Empeños el temido refugio al que no tenían más remedio que acogerse cuando se quedaban parados (sin trabajo), con el fin de obtener algunas monedas por cualquier prenda, o la sábana de la cama, o el vestido de los días de fiesta. A veces también iban a parar a La Casa de Empeños los muebles, e incluso la ropa de toda la familia, que tan sólo se reservaba cuatro harapos para cubrir su cuerpo.
(Una familia en la miseria - primera mitad siglo XX)
 Pero estas entidades tenían bien asegurada la devolución del préstamo, pues en caso de cumplido el plazo establecido para su devolución y no haberse ésta producido, la prenda salía a subasta pública, recuperando La Casa de Empeños su préstamo y perdiéndolo por completo el empeñante.
El humilde trabajador y toda su familia temían a Las Casas de Empeño casi tanto como al Hospital, dos lugares para ello que representaban a todos los males que se les podían presentar, y echaban mano de todo lo que estaba a su alcance antes de dar el temido paso, como pedir la caridad del prójimo, o “echar un pañuelo” lo mismo que cuando el cabeza de familia entraba en el hospital enfermo.
("La Miseria" - dibujo de  Luis Jiménez - 1887)
Cuando ya se habían agotado estos recursos y no había otro remedio, se acudía entonces a La Casa de Empeños de donde salían hechos unas almas en pena, sabedores la mayoría de las veces, que lo poco o mucho que habían empeñado no lo podrían recuperar nunca.
A la casa de Empeños acudía mayoritariamente la esposa que el cabeza de familia, tal vez por aquello de que el hombre no tuviera que pasar la vergüenza de pedir ayuda para su familia por no tener él trabajo para ganar un jornal.
Las madres iban acompañadas de sus hijos más pequeños por aquello de “dar un poco de lástima” y conseguir algún privilegio. 
 (El usurero y prestamista - 1870 - grabado La Ilustración Española y Americana?
Cuando ya ni El Monte de Piedad, ni Las Casas de Empeño podían socorrerles, no tenían más remedio que recurrir al usurero o prestamista, que por una cantidad irrisoria se hacía cargo de los maltrechos muebles y objetos que los otros antes habían rechazado por su escaso valor.
(A pesar de vender todo tipo de artilugios, era también una Casa de Empeños en 1930)
Son a los que más temía el desdichado en paro, según decían, porque eran como las garrapatas: te chupaban hasta la sangre.
En definitiva puede decirse que para el “pobre” varias cosas eran las que le quitaban el sueño:
La muerte, el Hopital, Las Casas de Empeño y los Prestamistas.

Fuente de Datos: 
*Costumbres populares Andaluzas : Luis Montoto
*La Ilustración Española y Americana

Imágenes: 
* La Ilustración Española y Americana

*Todocolección.net