("El Sacamuelas" - 1630-35 - Adriaen Jansz van Ostade Pintura sobre tabla, Kunsthistorisches Museum, Viena. Austria)
Formando parte de la larga comparsa compuesta por lo pintoresco, los diferentes o los ganapanes, los sacamuelas eran unos personajes, en ocasiones tachados de charlatanes, que con poco o mucho conocimiento de su trabajo iban de aldea en aldea y de pueblo en pueblo con el fin de aliviar el dolor de muelas de los parroquianos extrayéndoles la pieza deteriorada.
Portando un bolsín de cuero en el que guardaba unos alicates y rascadores de hierro, instrumentos de su trabajo, estuvieron en auge hasta mediados del siglo XIX.
La gran mayoría habían carecido de un maestro del que aprender ni nadie que les revelara el secreto de su trabajo. Solo la práctica con sus pobres pacientes engrosaba en ellos la experiencia.
Llegaban con su carro y se asentaban durante unos días en el lugar elegido, colgando de un poste su título o dejando en una mesa una carta de autorización que les permitía maniobrar en las inhóspitas bocas, al amparo de que nadie iba a comprobar la validez de sus credenciales.
("El Sacamuelas" - Siglo XVIII - Longhi Pietro - Pinacoteca de Brera Milan)
Vestidos con ropaje de gran colorido, y tocados con sombreros de pluma cual actores de sainetes, montaban sus vistosos tenderetes en las plazas de los pueblos los días de mercado para darse a conocer y comenzar a captar clientes que se pusieran en sus manos para sacarse dientes y muelas.
Su gran y principal adorno a modo de toisón era un enorme collar compuesto de piezas dentales, las mismas que habían extraído de las cándidas almas que se ponían en sus manos.
Rivales de los barberos, no tenían otra ciencia que la habilidad de sus manos para sacar una muela lo mismo que se saca un clavo mohoso, con tal de ganarse un jornal.
("El Sacamuelas - Nauser y Menet - hacia 1900 - Para Blanco y Negro)
El parroquiano que se atrevía, empujado por el dolor, a ponerse en manos del sacamuelas, era sentado en una silla y sujetada violentamente la cabeza; echándosela hacia atrás le obligaban a abrir la boca y le ponían un taco de madera para que no la cerrase, agarrando con unos alicates la muela que el paciente le había señalado y tirando el “licenciado” con todas sus fuerzas a fin de arrancarla.
La victima bramaba, rugía y trataba de levantarse para escaparse, pero lo tenían bien sujeto corriendo a veces el peligro de romperse las vértebras.
("El Sacamuelas" - óleo de Gerrit Van Honthorst siglo- XVII - Kunsthistorisches Museum. Viena. Austria)
Una Vez extraída la pieza, era alzada en alto, aún sujeta por los alicates a fin de que todos la vieran y aplaudieran el buen trabajo realizado.
("El Sacamuelas" - 1754 - Giovanni Doménico Tiépolo - Museo del Louvre París - Francia)
Ocasiones había en que la muela extraída no era la deteriorada, por lo que el sacamuelas pagaba la ira del paciente con improperios y amenazas, teniendo que acudir la autoridad para atajar el altercado.
("La Extracción - Tooth Gerrit Dou - Museo del Louvre - 1630-35)
El principal problema del sacamuelas era cuando el trabajo no salía todo lo bien que se pudiera desear, si de alguna boca no cesaba de brotar un manantial rojo que cesaba con el último latido de la pobre alma que se puso en sus manos.
Entonces recogían con prontitud todo el tenderete y ponían pies en polvorosa y abandonando el lugar como alma que lleva el diablo.
Oficios de ante que, en este caso afortunadamente, han cambiado para bien con el paso del tiempo.
Oficios de ante que, en este caso afortunadamente, han cambiado para bien con el paso del tiempo.
Imágenes:
*La ilustración Española y Americana
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