Un Bautizo

lunes

("Aseando al bebe" - Dibujo de J. Tubilla -15 0ctubre 1904)

El alto grado de mortalidad de los recién nacidos que existía antiguamente, unido a la creencia religiosa de que los niños que morían sin bautizar acudían al “limbo”, hacían que el bautizo se realizara en los primeros días posteriores al parto.Si en el momento del nacimiento se producía alguna complicación que pudiera perjudicar al recién nacido, o existiera un supuesto peligro de muerte, era la misma partera, o el médico en caso de que estuviera presente, quién “echaba el agua” al niño a la manera “Sub Conditione” o bien “Bautizado Urgente Necesitate”.

En caso de que la criatura sobreviviese, era el sacerdote el encargado de preocuparse de que el acto se hubiera realizado de la forma correcta. De no ser así, se volvía a bautizar en la iglesia bajo la fórmula “Sub Conditione”.

Pero si todo transcurría normalmente, al cabo de varios días se comenzaban los preparativos para el bautizo, que corrían por cuenta de los padrinos, quienes se encargaban de hacer las oportunas peticiones a la iglesia para el acto.

("El Bautizo" - Cristóbal Rojas - 1857-1890)

El papel de los padrinos en la vida del niño era esencial. Por lo general solían ser los mismos en el casamiento (en caso de que aún vivieran), y los que se encargarían de su educación si por circunstancias fallecieran sus padres.

La madrina tenía además una misión especial: se ocupaba de la parturienta, a quién ya llamaba “comadre” desde el momento mismo del parto y le hacía el primer regalo de una o dos gallinas para hacer un buen caldo del puchero con mucha sustancia, alimento primordial en las primeras horas después del alumbramiento y del primer trajecito “de corto” del niño. Mientras la recién parida guarda los obligados días de cama, era ella la que se hacía con el mando de la casa y compartía con el padrino todo lo necesario para la ceremonia y el posterior festejo. Los gastos del mismo también son asumidos por el padrino así como los de “el pelón”, monedas que se arrojaban a la chiquillería a la salida de la iglesia.

Por lo general también eran los que escogían el nombre del niño. Habitualmente se les ponía de acuerdo con el santo del día en que había nacido, aunque no estaba descartado el imponerle el de algún familiar recientemente fallecido, o el de algún hermano también muerto con anterioridad. En el caso de las niñas los nombres solían ser compuestos, anteponiéndoles el de María seguido por el de alguna de las abuelas.

("El día del Bautizo" - 1884 . Todocoleccion.net)

De ordinario se celebraba el bautizo al caer la tarde, una vez finalizada la misa y el rezo del rosario, después de la puesta del sol.

Se vestía a la criatura con un faldón blanco de piqué o de seda y con puntillas, hecho expresamente para la ocasión si la familia era rica, o prestado por algún familiar o vecino si era pobre, pues no todos podían hacer el mismo despliegue de medios. Una vez puesto el faldón se envolvía al niño en una toquilla blanca o bien celeste o rosa, según fuera niño o niña. Si la familia era muy pobre se envolvía en una “nana” o toalla.

A la iglesia asistían solamente los padrinos con el recién nacido en brazos y algún que otro vecino de confianza. No era habitual que la madre asistiera al templo y se quedaba en la casa, abandonando por unas horas la cama para sustituirla por la mecedora, pues no habían transcurridos aún los días reglamentarios para volver a hacer vida normal. Con ella se solía quedar algunas de las mejores vecinas y allegados familiares, quienes también daban los toques a los últimos preparativos del refrigerio.

Las mujeres lucían mantillas negras y los hombres sus capas de paño, las mejores galas que guardaban para ocasiones especiales.

("Arreglandose para la ceremonia" - Huertas - sevilla 15 Abril 1914)

("Bautizo de San Francisco" - Nicolás González Fernández)

Llegada la comitiva a la iglesia, todos se colocaban junto a la pila bautismal, y el sacerdote, acompañado por los monaguillos, procedía al bautizo de la criatura, ungiéndolo con los santos oleos y echándole en la cabeza el agua bendita.

Para las madres era muy importante si el cura que bautizó a su hijo era feo o agraciado, pues se tenía la creencia de que la suerte del hijo estaba influenciada por las cualidades personales del sacerdote que lo bautizara. También era primordial la sal que el párroco le depositaba en la boca, para que el infante llegara a ser persona salerosa o malaje. Igualmente predecían su suerte dependiendo de cómo llorara al recibir el agua. Si lloraba poco sería persona sufrida y de temple, si lloraba mucho sería más o menos impresionable a las desgracias de la vida.

Terminada la ceremonia y al salir de la iglesia, la chavalería se arremolina en torno al padrino pidiendo a gritos “el Pelón”, gritando a moco tendido:

‘Eche usted padrino no se lo gaste en vino. Eche, eche, eche, no se lo gaste en leche’, ‘Padrino roñoso, sea más rumboso’. Y otras por el estilo como 'Bautizo roñoso, que la madrina se rasque el bolso'. Y hasta amenazantes como la de 'Bautizo pelao, si cojo al chiquillo lo tiro al tejao' o 'Roña pura, se muera la comadre y la criatura".

("Recogida de monedas a la salida del templo" - Imagen tomada de esta página)

Y el padrino les arroja monedas que provocan risas, disputas e incluso peleas por ver quien recoge más.

Llegados de nuevo a la casa, la madrina, con la criatura en brazos entra seguida del cortejo y se acerca a la madre diciéndole:

“Comadre, aquí tiene a su hijo. Me lo entregó moro y se lo devuelvo cristiano”.

("Un bautizo en 1920"- Imagen de www.alhama.com)

Entonces comenzaba la fiesta, más sonada cuanto más rumboso fuera el padrino, que se preocupaba de que no faltara vino ni aguardiente. Las vecinas más serviciales se prestaban a sacar los lebrillos colmados de pestiños y torrijas y los platos de tortas, abundando los bizcochos, y panales de arrope.

("Cante Flamenco en el patio"- Postal costumbrista 1920 - Todocolección.net)

Se comienza a hacer uso en el momento oportuno de las guitarras y los palillos, y se forma la juerga de cante y baile.

("La Fiesta"- Postal costumbrista siglo XIX - Todocolección.net)

Los padrinos son los primeros en salir al corro del escenario abriendo así el festejo.

("La juerga" Sevilla - Postal costumbrista siglo XIX - Imagen Andalucía.net)

Se cantan Tonás y Soleares, se bailan Sevillanas y Zorongos, y así, entre cante, baile, vino y viandas, dan a los tertulianos las “claritas del día”.

Fuente de Datos: Gran Enciclopedia de Andalucía