El Rosario De Las Ánimas

jueves

(Imagen tomada de internet - Sin datos)

"¿Qué quejíos son esos que oigo?
las ánimas santas las oigo quejar:
No hay un alma que de mí se acuerde
ni los que heredaron todo mi caudal.
Las oigo decir:
No hay un alma que de mí se acuerde
ni los que heredaron todo mi caudal.

Vamos, vamos pidiendo limosnas
para dar sufragios a nuestra Hermandad.
Si sus almas están en el Purgatorio
pasen a la gloria para descansar.
En ese lugar las reciba la Virgen María
y allí a su lado descansen en paz."

(Coplas de la Hermandad de las Ánimas Benditas de Castilleja de la Cuesta extraídas del cancionero crítico editado por Salvador Naranjo González- Pola.)

Ya hemos visto en El Rosario de la Aurora, como el rosario es uno de los símbolos marianos más antiguos y arraigados entre los cristianos. El rosario en sí tiene una gran variedad de modalidades y costumbres en la forma de rezarlo. Una de ellas es El Rosario de las Ánimas.

En Sevilla y su provincia, El Rosario de las Ánimas es una tradición secular y expresiva de la Religiosidad Barroca.

Fue a finales del siglo XVII cuando comenzaron a desarrollarse, organizándose durante nueve días la llamada “Novena de las Ánimas”, que comenzaba la víspera del Día de los Difuntos, y que hacía estación en los retablos de ánimas, cruces o cementerios, y su rezo se acompañaba de coplas.
Por regla general el cortejo solía salir al toque de Oraciones (Prima), aunque también salían en las madrugadas, utilizando un Simpecado morado con un lienzo de dolor. El Rosario de los Humeros de Sevilla aún conserva el suyo, así como la Hermandad de Ánimas Benditas de Mairena del Alcor en la capilla del cementerio de la localidad.

(Copia de "El Monte de las Ánimas", de Gonzalo Bilbao . 1899 - La Ilustración Artística)

La primera hermandad que organizó la comitiva del Rosario de las Ánimas fue la Hermandad del Rosario de la Asunción de las Gradas, dependiente de la Sacramental del Sagrario de Sevilla. Se realizó el 2 de noviembre de 1712 en las dos modalidades, la de prima y la de madrugada.
Posteriormente se publicó un folleto invitando a todos los Rosarios de España a sumarse a esta práctica, llegando a gozar de gran predicación en todas las provincias.

"[...] Y combida a todos los Rosarios de toda España a que así lo executen, que no se puebla el Purgatorio sólo de los vecinos del Sagrario. ¡Qué feliz será el que en cada parte donde esté, se leyese, se encargase de ser el procurador y padrino de las Benditas Ánimas! ¡Qué de bienes temporales y espirituales puede prometerse! y lo que más es, el verse con ellas en la Gloria [...]
(Extracto del folleto que se publicó por el principal promotor de esta iniciativa, Francisco José Aldana y Tirado)

En sus principios, El Rosario de las Ánimas estableció que no hubiera música ni se recitara el Gloria. Ta sólo de permitía que fuera entonado el Réquien aternum por el coro de en medio, y que las limosnas recaudada en los Rosarios fueran empleadas en celebrar misas en sufragio de las ánimas.

 ("La noche de las ánimas" - Pintura de Poy para La Ilustración Artística - 1886)
 
Los cementerios de las parroquias eran los lugares obligados durante el mes de noviembre para la estación de estos rosarios, algunos con carácter general como el de San Sebastián o el Hospital del Amor de Dios, o el alto de los Humeros, todos en Sevilla. En ellos se encontraban enterrados miles de sevillanos, víctimas de la epidemia de peste ocurrida en 1649 y 1800. Las ceremonias que allí tenían lugar con los rosarios eran auténticas “fiestas de la muerte”, y en ellas se cantaban responsos y coplas sobre el tema de la muerte. 

Estos Rosarios de las Ánimas fueron muy importantes durante el siglo XVIII, comenzando su declinación en la segunda mitad del siglo XIX, cuando comenzaron a cesar en su expresión callejera y congregarse en el interior de las iglesias durante el mes de noviembre. Las coplas se seguían cantando.

 (Dibujo de El Rosario de José García Ramos, para el libro "La tierra de María Santísima", de Benito Mas y prat)

Las coplas

Las coplas de Ánimas son composiciones sencillas, con la métrica tradicional de siete versos, siendo el quinto más corto (aunque hay coplas de otras métricas irregulares), y que evocan la triste suerte de las ánimas que piden oraciones y limosnas para ayudarlas a purificarse de sus pecados allá en el Purgatorio. 

Algunas están en tercera persona, pero muchas otorgan la palabra a las propias ánimas que, en primera persona, se dirigen lastimosamente a los vecinos para solicitar su sufragio y también para advertirles de la fragilidad humana ante la muerte y del riesgo de condenación eterna si no procuran ya de vivos salvar su alma de las acechanzas del pecado. 

"Ya hermano ha llegado el tiempo
de que nuestras penas puedas mitigar,
si ayudáis con vuestros sufragios
a implorar la gracia de Su majestad.
Y el Señor dirá,
¡Padre mío, por estos devotos
ya nos vemos libres de tanto penar!"

(Coplas de la Hermandad de las Ánimas Benditas de Mairena del Alcor extraídas del cancionero crítico editado por Salvador Naranjo González- Pola.)

Especialmente emotivas son las que se dirigen a los familiares de los difuntos. Hay incluso una de El Viso que evoca a un niño recién fallecido.

"Aquí yace este niño y espera,
Bella aurora, de vuestra bondad,
que lo ponga con los serafines,
allá junto al trono de la Trinidad.
Ángeles, bajad
y alistad en tan noble bandera
a este niño bello que os va a acompañar."

(Copla de la Hermandad de las Ánimas Benditas de El Viso del Alcor extraídas del cancionero crítico editado por Salvador Naranjo González- Pola.)

No obstante, en Sevilla no se han conservado coplas que se cantaban en estos Rosarios, aunque sí en la provincia, tanto letra como tonada musical, lo que constituye un preciado tesoro que en gran parte permanece vivo y en otros casos la memoria popular todavía lo conserva.
Sin duda la serie más completa de Coplas son las que se conservan en la Hermandad de Ánimas Benditas de Mairena del Alcor.

La mayoría de estas composiciones parecen datar de la segunda mitad del siglo XIX y primer tercio del XX, aunque algunas pueden remontarse a fechas anteriores, concretamente su época de apogeo: siglo XVIII y primera mitad del XIX, quizá no con la misma métrica, pero sí contenido. Es difícil encontrar la autoría de estas composiciones, aunque en muchas se observa la mano del clérigo, primordialmente regular: dominico, capuchino, jesuita… en el fondo doctrinal que encierra la simplicidad y brevedad de los versos, pero también en esa connotación sentimental tan generalizada en las Misiones y que tan bien conectaba con el pueblo.

("Conmemoracion de los fieles difuntos" composicion alegoria de Daniel Perea -30-10-1877 para  La Ilustracion Española y Americana)

Las Coplas de Ánimas, la mayoría concebidas para cantarlas por las calles en noviembre durante el Rosario de la Aurora, son vivos y expresivos exponentes de una religiosidad popular, que es vivencia trascendente e inmanente de una actitud ante la vida y la muerte y recuerdo emotivo de los difuntos, que, gracias al Rosario, se hacen de alguna manera presente en una dimensión viva y espiritual con los vivos.

 ("Las Ánimas Benditas" - cuadro de Alonso Cano - Museo de Bellas Artes - Sevilla)
 
Estos Rosarios de Ánimas y sus coplas eran organizados fundamentalmente por hermandades y congregaciones rosarianas o de ánimas. 
Hoy en día permanecen plenamente vigentes en Écija, en Castilleja de la Cuesta, por los campanilleros de la Hermandad de la Soledad y en Mairena del Alcor por la de las Ánimas Benditas. 

"Y mirando a una tumba abierta
vi que estaba el cuerpo. El alma ¿dónde está?
De repente escuché en mis oídos
lamentos y quejas, llantos y penas.
Era el alma de aquel triste cuerpo.
Leyéndole estaban sentencia final."

(Copla de la Hermandad de las Ánimas Benditas de Mairena del Alcor)


Texto de Carlos José Romero Mensaque
(Publicado en Actas de la II Jornadas de Historia sobre la provincia de Sevilla, Aznalcázar- Villamanrique, Asociación provincial sevillana de cronistas e investigadores locales, 2005, págs 347- 355.)



Fuente de datos:
Los Rosarios de las Ánimas en Sevilla y su provincia